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INFLACIÓN
El fenómeno de alta inflación a nivel global observado desde 2021 se ha contrarrestado de manera relativamente rápida con el endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales en la mayor parte de países del mundo. En Colombia, la desaceleración de la inflación ha sido más lenta de lo esperado a inicio de año por el incremento en los precios de los combustibles y la persistencia de fenómenos de indexación en alojamiento y servicios públicos en mayor medida.
En enero, la encuesta de Expectativas del Banco de la República mostraba que los analistas, en promedio, esperaban que la inflación del 2023 cerraría en 8.63%, mientras que en la edición de septiembre se espera que la inflación cierre el año en 9.55%. El moderado incremento en la expectativa de inflación para finales de año obedece al aumento en el precio de la gasolina y a la persistencia en las tarifas de los servicios públicos y los cánones de arrendamiento, principalmente.
A continuación destacamos algunos puntos importantes que han impactado la inflación a lo largo del año en curso:
En el primer trimestre del año, la inflación mensual superó de manera sistemática las expectativas de los analistas, aumentando las proyecciones para finales de año. Los alimentos y el transporte se consolidaron como las divisiones con mayor aporte durante el trimestre. En marzo se presentó el pico inflacionario anual de 13.34%, para posteriormente iniciar la fase de desaceleración.
En el segundo trimestre, la demanda y la actividad económica absorbieron el efecto del endurecimiento de la política monetaria, lo que se reflejó en que el dato mensual de inflación se ubicara por debajo de las expectativas de los analistas. Los alimentos aportaron de manera negativa y jalonaron al índice de precios a la baja, aunque la inflación subyacente continuó incrementándose.
El rubro de alojamiento y servicios públicos junto con el transporte se posicionaron como los principales factores de la persistencia en la inflación sin alimentos. La inflación anual se alejó de su pico y finalizó el trimestre en 12.13%.
Para el tercer trimestre, la inflación sorprendió al alza gracias a nuevas presiones por el lado de los alimentos. El fenómeno de El Niño y los cierres intermitentes de las vías que comunican al Llano con el interior del país dificultaron el abastecimiento y encarecieron los alimentos. El transporte impulsado por el precio de la gasolina continuó como la segunda división con mayor efecto sobre la inflación. Es importante señalar que la resistencia de la inflación a la baja se da a pesar de la revaluación del peso colombiano, la cual ha contribuido a disminuir los precios de los insumos, especialmente los importados, tal como lo refleja nuestro Davivienda PMI manufacturero.
Para finales de año esperamos que la inflación continúe su fase de desaceleración, explicada por la moderación en el crecimiento económico y una tasa de cambio menor a la registrada en el mismo período del año anterior. Sin embargo, falta observar el efecto en los precios de los alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, artículos de la canasta básica que comenzarán a ser gravados de forma gradual en noviembre para implementar los impuestos saludables aprobados en la reforma tributaria de 2022. Dado lo anterior, para diciembre de 2023 estimamos una inflación anual de alimentos de 9.97%, sin alimentos de 10.02% y total de 10.01%.
y el crecimiento económico. Si no se logra concertar el monto del incremento, el Gobierno Nacional lo define por decreto a más tardar el 30 de diciembre del año en curso.
La Corte Constitucional, mediante la sentencia C-815 de 1999 estableció algunos criterios para la fijación del salario mínimo, indicando que su incremento no podrá ser inferior a la inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor, del año que culmina. Además incluyó en el monto del reajuste un componente por productividad. La experiencia nos sugiere que cuando el valor de esta variable es negativo -como esperamos que ocurra en 2023- no es tenida en cuenta durante la concertación salarial.
“estimamos que el incremento del salario mínimo podría ser de 11.78%”
Para 2024, anticipamos que continuarán presiones alcistas sobre la inflación derivadas de: el incremento del salario mínimo, los aumentos en los precios de los combustibles, la indexación de algunos precios a la inflación del año anterior (arriendos, tarifas educativas, peajes, cargos administrativos, etc) y factores climáticos adversos que agraven la producción de alimentos. Por el contrario, el menor crecimiento económico y la reducción en los precios de algunos insumos pueden presionar la inflación a la baja el próximo año.
Dado lo anterior, esperamos que la inflación total cierre el 2024 en 3.97%, la inflación de alimentos en 4.06% y la inflación sin alimentos en 3.94%. Es decir, anticipamos que el Banco de la República, luego de cuatro años consecutivos de no cumplir con la meta de inflación (entre 2% y 4%), lograría encauzar la inflación al límite superior del rango para finales de 2024.
Sin embargo, nuestro principal supuesto para que se cumpla este escenario es que el Gobierno Nacional no incrementará el precio del diesel en el próximo año, tal como lo han venido sugiriendo algunos funcionarios.
El índice de Precios al Consumidor (IPC) no es el único indicador para hacerle seguimiento a los precios de los bienes y servicios en una economía. Existen otros índices que hacen seguimiento a los precios, siendo los más conocidos el Índice de Precios del Productor (IPP) y el deflactor del PIB. El primero mide la evolución en los precios de venta al productor, es decir, el primer canal de comercialización o distribución de los bienes transados en la economía. Mientras que el deflactor del PIB mide en promedio la variación en los precios de todos los bienes y servicios que se transan en la economía.
En el segundo trimestre del 2023, el deflactor del PIB mostró una variación anual de 6.7%, siendo el dato más bajo de los últimos 2 años. Por otro lado, en el mismo periodo, el IPP registró una variación anual de -0.5%, retornando a niveles vistos a finales de 2020.
Finalmente, en cuanto a fenómenos climáticos, el indicador Oceanic Niño Index (ONI), que mide la temperatura del Pacífico Sur y suele ser un buen indicador de seguimiento relativo al fenómeno de El Niño o La Niña, sugiere que en el tercer trimestre del presente año estamos atravesando un fenómeno de sequía o de El Niño. Adicionalmente, las proyecciones que recopila la National Oceanic and Atmospheric Administration de los Estados Unidos para el indicador mencionado sugieren que la sequía podría mantenerse durante los primeros cuatro meses de 2024, disminuyendo de manera paulatina a mediados del segundo trimestre del año 2024.
Se espera que el promedio de este indicador en la segunda mitad del año sea de 1.3, superando el umbral de 0.5 que es el promedio para que se constituya el fenómeno de El Niño, mientras que para el primer cuatrimestre del 2024, el promedio de El Niño sería de 1.03. De acuerdo con la información anterior, es probable que el fenómeno de El Niño pueda presionar al alza los precios de los alimentos perecederos o de ciclo corto si se extiende más allá del primer cuatrimestre del próximo año.
“se espera que la inflación total al finalizar el 2024 “encaje” en el rango meta”