Si el crecimiento de la economía colombiana en 2023 resulta ser superior al contemplado en este documento, el Banco de la República seguramente no realizaría correcciones hacia abajo en la tasa dejando que el proceso de desinflación se traduzca en tasas de interés cada vez más altas en términos reales.

VI. SECTOR EXTERNO

La cuenta corriente de la balanza de pagos registró un déficit de 5.6% del PIB (USD 17,621 millones) en 2021, mostrando una significativa expansión frente al déficit de 3.5% del PIB (USD 9,347 millones) obtenido en 2020. Para el 2022 estimamos que este déficit llegará a representar 4.7% del PIB (USD 16,512 millones), mostrando una moderación frente al año inmediatamente anterior.

Para la cuenta de bienes y servicios esperamos una reducción de su déficit, pasando de USD 20,047 millones en 2021 a USD 13,480 millones en 2022, generado principalmente por el importante incremento de las exportaciones, especialmente de bienes, que superaría la expansión de las importaciones. Lo anterior responde a varios factores entre los que destacamos: la depreciación del peso colombiano frente al dólar, que en lo corrido del año se ubica cerca al 13% y tiende a disminuir la demanda por importaciones y a mejorar la competitividad de las exportaciones no tradicionales; el incremento en los precios internacionales de productos energéticos como el petróleo y el carbón, los cuales llegaron a representar el 61.7% del total de las exportaciones colombianas al corte de julio de 2022; y el incremento a nivel global de los precios de los alimentos, que ha impactado de forma positiva las ventas externas de café y otros bienes alimenticios producidos en el país.

¿Qué Respecto a la cuenta de ingreso primario (saldo neto entre los ingresos y egresos por pago de la renta de los factores), estimamos un aumento de su déficit a USD 15,305 millones al cierre del 2022, mostrando un fuerte incremento frente al año anterior.

Este comportamiento se da como resultado, principalmente, de la dinámica positiva de la actividad económica en el país durante 2022, factor que contribuye a mitigar los efectos de la depreciación de la tasa de cambio sobre este rubro. Con relación a la inversión extranjera directa, vale la pena destacar que en el primer semestre del año Colombia recibió USD 9,846 millones, prácticamente duplicando los recursos que ingresaron al país durante el mismo periodo de 2021.

Las transferencias (ingreso secundario) se mantienen como el único rubro de la cuenta corriente con un balance positivo y estimamos que su saldo llegará a USD 12,273 millones en 2022, exhibiendo un crecimiento de 13.9% frente al año anterior. Este comportamiento responde, principalmente, al aumento de 10.2% de las remesas de los trabajadores colombianos en el exterior en los primeros siete meses del año y que anticipamos se mantendrá en lo que resta del año. Sobre este aspecto es importante mencionar que a pesar de haber registrado dos trimestres negativos en su crecimiento, el mercado laboral en EE.UU ha tenido un muy buen comportamiento en este año.

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Para 2023 proyectamos un déficit de cuenta corriente de 3.4% del PIB (USD 13,363 millones), mostrando una contracción de 1.3% del PIB, que refleja los efectos de la desaceleración de la actividad económica a nivel global vía una menor cotización de los precios de los principales productos de exportación.

En la cuenta de bienes y servicios proyectamos un déficit de USD 10,474 millones, cifra menor en USD 3,006 millones frente a aquella estimada para 2022. Por una parte, esperamos una caída de los precios internacionales de las materias primas que impactaría de forma negativa a los principales productos de exportación colombianos, como lo son el petróleo, el carbón y el café. A esto se suma el retroceso previsto en el crecimiento de países como EE.UU, Ecuador, México, Brasil y Chile, que son los principales destinos de las exportaciones de productos no tradicionales que realiza nuestro país. Por otra parte, esperamos que las importaciones continúen debilitándose como resultado del menor crecimiento que tendría la economía colombiana y los altos niveles en los que estimamos permanecería la tasa de cambio, sobre los cuales hablaremos en mayor detalle en la siguiente sección.

Para la renta de los factores proyectamos en 2022 un balance negativo de USD 14,849 millones, que muestra una disminución frente al año anterior. Este resultado se origina en nuestra expectativa de afectación de utilidades por el menor crecimiento, tanto de la economía local como global, y los procesos de

normalización de política monetaria que adelantan la mayoría de Bancos Centrales alrededor del mundo.

Finalmente, para las transferencias (ingreso secundario) estimamos un balance de USD 11,960 millones, lo que permite anticipar un retroceso frente al año anterior, como consecuencia de la desaceleración de las economías donde provienen la mayor parte de estos recursos. De acuerdo con las más recientes proyecciones26 del Fondo Monetario Internacional, entre 2022 y 2023, EE.UU y España reducirían su crecimiento de 2.3% a 1.0% y de 4.0% a 2.0%, respectivamente.

26 Tomado de: World Economic Outlook 2022, actualización julio 2022.

Perspectivas del mercado energético global
Recuadro No. 6

Entre los grandes efectos de la pandemia de Covid-19 se encuentran las distorsiones causadas al mercado energético. En particular, las energías fósiles como el petróleo, el gas y el carbón vieron derrumbarse sus cotizaciones en los albores de la pandemia, debido a la estrepitosa caída en la demanda que supuso la parálisis de muchas actividades para reducir la interacción social y hacer frente al aumento de los contagios.

Un año más tarde, la situación se revirtió sustancialmente. La reactivación de las actividades a partir del segundo semestre de 2020 en la mayoría de economías del mundo hizo rebotar la demanda, que se vio favorecida también por programas estatales de transferencias y un mayor ahorro de los hogares. Al fenómeno anterior se sumó la salida de operación de buena parte de los centros de producción mineros y de hidrocarburos, lo que presionó las cotizaciones al alza. La rapidez con la que se recuperó la

demanda mundial no pudo ser equiparada por la oferta, que enmedio de severas disrupciones en las cadenas de valor global quedó rezagada frente a la recuperación económica.

En lo que va de 2022, un suceso con el que no contaban la mayoría de analistas desató una nueva distorsión. La invasión de Rusia a Ucrania, estando ambos entre los principales exportadores de commodities energéticos y no energéticos respectivamente, disparó el precio de muchos de ellos. El caso más crítico lo viven algunos países de Europa, que dependen en gran medida del suministro ruso.

Si bien el balance global de petróleo y combustibles líquidos (incluyendo gas natural licuado, GNL) presenta actualmente un exceso de oferta de entre 1 y 1.5 millones de barriles diarios según la información de la Energy Information Administration (EIA), las limitaciones a las compras de hidrocarburos de ciertos orígenes como Irán, Rusia o Venezuela mantienen elevados los precios. De acuerdo con la EIA, se prevé que el balance continúe mostrando un exceso de oferta en lo que resta de 2022 (1 Millón de Barriles Diarios MBD), mientras que en 2023 veríamos un exceso de demanda

minúsculo (0.2 MBD). En todo caso, diversos factores tanto por el lado de la demanda como de la oferta podrían mover esta trayectoria.

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Perspectivas de la demanda

Tres factores figuran hoy como los principales determinantes de la demanda de bienes primarios energéticos en el corto y mediano plazo: el crecimiento económico global, la inflación elevada y el ritmo en el que se continúe desarrollando la transición energética.

En cuanto al primero, conviene resaltar que se ha venido rebajando recurrentemente la perspectiva de crecimiento global para 2022 y 2023. En el caso de China, el sondeo de Bloomberg arrojó en agosto una mediana de 3.5%, cuando en meses anteriores se tenían previsiones superiores al 4%. Entretanto, en Europa juega en contra la falta de suministro de gas y petróleo, que afecta importantes centros de producción industrial, especialmente en Alemania, su principal economía y encarecen la electricidad cuyo precio está vinculado al del gas. Por su parte, las expectativas para EE.UU. también han estado cayendo y los dos últimos trimestres se registraron contracciones secuenciales del producto.

La transición energética hacia fuentes renovables es el tercer factor, aunque su efecto se visibiliza en un horizonte de tiempo más largo. Diferentes centros de análisis, entre los que se encuentran la IEA, la OPEP, McKinsey o Rystad Energy, prevén que la demanda de petróleo alcance su cénit entre la segunda mitad de la década actual y la primera de la década de 2040. Aunque es una ventana de tiempo extensa, precios más altos de estas materias primas favorecen la inversión en pro de las fuentes alternativas, lo que podría alejar el pico de la cota 2040 y acercarlo hacia la de finales de esta década. En orillas totalmente opuestas se ubican el gas y el petróleo, pues mientras el primero se convirtió en aliado para la transición por su eficiencia energética y emisiones mucho menores que las de otros combustibles fósiles, por lo que se proyecta un crecimiento significativo en los próximos años, el segundo es el que mayores emisiones genera entre estos y se considera que ya habría alcanzado el cénit de demanda.

Perspectivas de la oferta

En el caso de la oferta, la variedad de factores determinantes es aún mayor. Por un lado, la OPEP+ ha declarado estar interesada en mantener altas las cotizaciones del petróleo, por lo que es de esperar que recurran a su política de cuotas de producción en el momento en el que el mercado se dirija a precios significativamente más bajos que los que observamos hoy.

Por otro lado, las sanciones a Rusia no parecen haber funcionado de la manera esperada, ya que la reducción en el volumen de materias primas vendidas en los mercados internacionales se ha visto compensada por el incremento en las cotizaciones de esos bienes, al tiempo que países como China e India, importantes consumidores, no se sumaron al boicot.

Desde que empezó la invasión a Ucrania, Europa ha buscado desesperadamente proveedores con los que sustituir el gas, el petróleo y el carbón ruso. Entre las opciones que podrían responder muy rápidamente se encuentran Irán y Venezuela, países que por

encontrarse sancionados por el gobierno de EE.UU. no han podido colocar toda su oferta potencial en el mercado. Al respecto, se han conocido diálogos entre funcionarios de EE.UU. y delegados de ambos países, lo que sugiere que se baraja la posibilidad de suavizar sanciones que permitirían acceder a la oferta de esos orígenes.

Por su parte, EE.UU. viene aumentando sus inversiones y actividad de exploración y explotación de hidrocarburos, lo que le ha permitido incrementar su producción de petróleo y gas y expandir sus exportaciones de GNL a Europa. De forma similar, Canadá ha aumentado sus exportaciones a ese destino. Ambos países continuarán, con alta probabilidad, aumentando su suministro al mercado.

Europa ha buscado proveedores en otras regiones. En América Latina, por ejemplo, han comprado más carbón en Colombia con el objetivo de aprovisionar algunas de las térmicas que puedan sustituir sus centrales de ciclo combinado -que funcionan con gas-. Al mismo tiempo, han revisado sus conexiones vía gasoducto con Argelia y otros proveedores africanos y de oriente medio, con la

intención de obtener de estos la mayor cantidad posible de petróleo y gas.

Es importante resaltar que las inversiones en upstream27 se vieron afectadas y aunque se proyectan aumentos en los capex de las compañías de hidrocarburos de aquí a 2025, los efectos no son tan inmediatos como cuando ocurre una parada en las operaciones; además, la incertidumbre puede desdibujar muchas de esas inversiones llegado el momento de la ejecución. De esta manera, el consenso del mercado espera que los precios ronden en promedio los 95.8 USD/Barril en el segundo semestre de 2022, para descender hasta los 90.4 USD/Barril en 2023. Aún así, la incertidumbre continúa siendo alta, especialmente por los factores de demanda relacionados con el crecimiento y la inflación. Aunque aún se prevé crecimiento de la economía global en 2023, la reducción de cerca de 1.5 p.p. desde principios de este año en el consenso de los analistas ya ha disminuido en cerca de 0.7 millones de barriles diarios la perspectiva de demanda.

27 El upstream corresponde al segmento de la cadena que en el sector hidrocarburos se encarga de la exploración y explotación (producción) de los yacimientos.

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Finalmente, por el lado de la oferta lo que se observa son herramientas de anclaje de los precios: cuotas de la OPEP+ para evitar caídas significativas, de un lado, y proveedores de última instancia que han permanecido marginados del mercado y que frenarían subidas grandes en las cotizaciones, por otro. En conclusión, aunque se prevé una reducción paulatina en las cotizaciones, no se avizora que estas puedan retornar en el mediano plazo al nivel pre-pandemia.

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